En el calendario festivo ciudadano, salimos de las fiestas del amor y la amistad – rechazadas y festejadas por todos- para entrar a la semana de carnaval, que antiguamente era preludio del periodo sacrificial de cuaresma. A nosotros nos es necesario ese permanente estado de fiesta que es la causa de que los mexicanos mantengamos el espíritu enhiesto y olvidemos ese triste refrán definitorio de nuestra realidad de que solo borracho o dormido se te olvida lo jodido, opinión que es universalmente compartida por todos, menos los gobernantes que dicen creer que, gracias a ellos, estamos muy bien.
Desde luego que como todo en la vida, dentro de las fiestas de carnaval hay niveles. De entre los más famosos internacionalmente está el de Venecia, que es de gran sofisticación y elegancia aunque debemos de reconocer que el ambiente no deja de ser algo húmedo. El erótico por excelencia lo es el de Rio de Janeiro con sus desfiles de las escuelas de samba y donde duran bailando una semana sin parar, según los enterados que han ido afirman que ahí termina uno por ver más carne que un mayorista del rastro, platican que están a mano forros, forritos y forrazos, todo al embrujo de la samba, desde luego que a los que les gusta el baile, yo creo que si yo fuera, a la hora ya estaría bombo de la musiquita aunque resistiría más el desfile. Lástima no me tocó ser de los que comparten la alegría brasileira.
Otro carnaval mundial muy famoso es el que se celebra en Nuevo Orleans, no sé como siga después de las inundaciones pero ahí unos atractivos es las bandas de Jazz, así cada sitio tiene sus propios atractivo, en esta última se acostumbra beber todo el santo día mimosas o sea champagne con jugo de naranja. De los internacionales que me acuerdo tan sólo me falta describir el de Autlán, donde se bebe tusca y comienza la temporada de Parotas y ahí se comen las mejores cuando menos de los planetas cercanos.
De los carnavales nacionales son especialmente famosos el de Veracruz y el de Mazatlan; dentro del estado también hay unos muy famosos y con características singulares, muy recomendable es el de Jalos, famoso por su paisaje movible ya que asisten las muchachas más bonitas de la zona y vaya que si ahí hay con que. El de Chapala es muy ambientada y no podemos dejar de hacer notar los de Amatitán, la mera tierra donde el tequila nació, con lo que no se podrá obtener mejor bebida en ningún lugar del mundo y eso garantiza el festejo, también es de fama el de Sayula que la única que puede estropearla el el ánima que por esos lados habita.
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