martes, 29 de marzo de 2011

CHIQUITA, LA PRIMA RICA.

Las modificaciones de estado social son muy graves y hay que actuar con cuidado para que no le pasara lo que le sucedió a una tía de ellos apodada Chiquita que oriunda de acá vivía con gran lujo en la capital donde había casado con hombre rico y tenía una residencia en las Lomas de Chapultepec, cuando venía a Guadalajara incitaba a sus primas a visitarla. - Para cuando vayan vean que bonita mi casa, en la mejor zona de la capital. No dejen de visitarme, me dará mucho gusto recibirlas. Obvio es decir que la condición económica de las primas era diferente a la de Chiquita, sin estar en la miseria todas estaban de regular pa abajo. Un día la prima Carlotita fue a la capital a agradecer a la morenita del Tepeyac un favor, y como estaba en esa ciudad le hablaron a Chiquita la que muy amablemente le dijo: - Que gusto, Carlotita mi prima, que bueno que me hablaste, déjame ver mi agenda para vernos, quiero que vengas a mi casa, vas a ver qué bonita está, te parece bien pasado mañana por la noche, aquí las espero a cenar, por favor toma el domicilio, ya lo apuntaste, aquí te espero a las ocho, no te vayas a tardar, aquí somos muy puntuales. Llegada la fecha Carlotita llegó a la casa de su prima, enterándose que la anfitriona no estaba ahí, según le dijo la elegante mucama uniformada, posiblemente se debió a un olvido de su señora. Carlotita le dejo un mensaje dándole las gracias y comunicándole que regresaba a Guadalajara. Dos días después recibió una llamada de su prima: - Carlotita estoy que me muero de vergüenza, claro tú dirás, como charolais está tan rica por eso no me recibió, pero no, fue un olvido. - No te preocupes dijo Carlotita. - Como no me voy a preocupar, si tú sabes lo que las quiero y estoy segura que tu dirás, pues como la casa de Charolais esta tan lujosa, por eso me dejó plantada, pero créeme que no fue intencional. - Te creo contestó Carlotita, más bien enfadada. - Tu entenderás Carlotita mi prima que todas las primas van a decir que soy muy mala gente dirán que como los muebles estaban tan diferentes a los tuyos no te recibí, no es cierto pero sé que lo dirán. - No Chiquita nadie dirá nada. - Como no van a decir, tú misma viste a una de las cuatro mucamas uniformadas que tengo, tu las viste, estoy segura que dirás que qué chocante - No Chiquita, una no dice todo lo que piensa, todas sabemos que tu hijo Miguel es maricon y nadie dice nada.

martes, 22 de marzo de 2011

EQUINOCCIO DE PRIMAVERA

El pasado lunes llegó uno de mis hijos con un grupo de amigos que se preparaban para ir a recibir el equinoccio de primavera, que según ellos produciría extraordinarios resultados en lo físico y en lo moral, alguno de esos jóvenes afirmó que en casos semejantes ha habido personas que sanan, que sus saldos de las tarjetas descienden, que crece el cabello y los gordos adelgazan.
Pensé que tal vez este ceremonial era como el tequila, cuyas propiedades curativas son evidentes, ya que este liquido tomado con moderación (dosis diarias de no menos de tres ni más de diez) estira la piel, mejora la vista, aprieta los dientes, te hace crecer el pelo y te prolonga la vida si te conviene ; y me puse a considerar si la velada junto con el tequila no harían el doble de efecto.
En un principio me opuse a tal locura, mas luego recordé que los expertos recomiendan que sea uno amigo de sus hijos y que la convivencia con ellos es indispensable, cuestión que no comparto pero para evitar discusiones con la superioridad, acepté, lo cual evidentemente no fue del agrado de ellos. Para el caso tuve que vestirme totalmente de blanco, pues de esa manera percibiría con mayor provecho los rayos del astro rey.
Nos dirigimos hacia el Ixtépete, lugar sagrado para la recepción de los rayos, y necesario para recibir las bendiciones de ellos derivadas. Dos horas infructuosamente estuvimos tratando de hallar el sitio sagrado, cuando encontramos a una troupe de indios en traje de carácter perdidos también, a seis paleteros, tres vendedores de elotes, dos vendedores de copal y collares aztecas, y a una banda de música prehispánica –un poco dañada en virtud de que al sonar el caracol un irreverente perro había mordido a uno de los músicos-. Todos estábamos a la búsqueda de las pirámides prehispánicas sin ningún éxito, ya nos preparábamos a retirarnos cuando llegaron varios barbones vestidos de blanco con huarache y calcetín, quienes afirmaron ser sacerdotes del sol y ser los encargados de dirigir la ceremonia.
A pesar de tener un líder visible, no encontramos las ruinas, y cuando algunos sugeríamos retirarnos, alguien propuso que fuéramos a celebrar dicha ceremonia a la pirámide moderna que está en ciudad del sol, y que para este efecto serviría igual que la desaparecida, en fin que el sol no distingue.
Durante el camino, el santón me fue regañando en virtud de que le pareció una herejía que yo asistiese a la ceremonia llevando tequila y fumando puro, lo que según él era anti-natural por romper el hechizo del sol nuevo, por lo que ante el temor de que me lo prohibieran o me decomisaran la botella, procedí a bebérmela de un trago y le pedí a un elotero me guardara la refacción.
Al filo de la media noche llegamos a la pirámide, donde ya se encontraba un nutrido personal, tres puestos de fritangas y dos conjuntos de danzantes bailaban a los compases del tambor y la chirimía. Nuestro santón encendió unos pebeteros con algo que nos dijo era copal, olor que otros concurrentes modificaron con una yerba que se fumaron en dosis generosas, una viejita tenía unas latas de canela que fueron utilísimas para aguantar el fresco; para estas horas, de una de las casas vecinas salían los acordes de “el guango” tocada por una banda que se anunciaba en su transporte como “ Los engendros de Satán” oriundos de Barirahuato Sinaloa; unos muchachos que viajaban en un convertible tocaban en su estéreo música de Molotov, los de la casa reforzaron el ruido tocando “El tarachi”.
De repente algo debió haber sucedido pues en un principio tan sólo los santones estaban arriba de la pirámide volteando hacia el oriente con los brazos levantados, mientras decían unas oraciones que yo creo eran en Inglés porque no les entendí, una joven tuvo que ser atendida y bajada de donde estaba en oración por los servicios médicos, quejándose la chica de un fuerte dolor en el plexo solar; esto reforzó las ganas de trepar, lo que hice como pude y una vez que mirando al oriente eleve los brazos, fui atacado, junto con los que ahí estábamos por un enjambre de furiosas abejas, ignorantes de la trascendencia del acto, además, algún chistoso me empujó mientras alguien gritaba “azotó la res”.
Mientras me dolía del perrazo que me di, la señora de las canelas decidió, muy sabiamente, curarme con sobredosis de canela con alcohol. Mi traje blanco parecía más bien pintura moderna con huellas del tequila, del puro, de las canelas, de la caída, de los elotes, de las paletas y de los tres tipos de salsas que traían los de los puestos de fritangas, en tanto que un joven portaba un letrero que anunciaba el final de los tiempos.
Dolorido como estaba comencé a pensar que a la mejor este era el final de los tiempos, y diga mi solitario lector si no: al estruendo de tambores y chirimías sonaban los caracoles, el estéreo seguía con Molotov y de la casa continuaban saliendo los sonidos de la banda que tocaba por centésima ocasión “Mi gusto es”. Para las cuatro o cinco de la mañana un lloroso vecino de la zona me contaba que la banda tocaba diario en esa casa y que nunca paraba; se le veían las huellas de la falta de sueño, y no es lo peor, me anunció. A las cinco y media aparecieron los barrenderos de la colonia, armados con sus rítmicas escobas de popote y en su radio a todo volumen la bonita melodía “Pelón pelonete”.
El sol comenzó a salir y la gritería aumentó, los santones seguían sus rezos en inglés, los danzantes frenéticos apresuraban sus pasos, los picados de abeja se lamían, “Mi gusto es” no dejaba de sonar, radios y estéreos tocaban su música, apareció una tele para ver lo que pasaba en Tajín y Teotihuacan, la luz nos inundó y lo último que recuerdo es haber visto pasar al santón principal en una moto, con una guapa danzante en ancas.

lunes, 14 de marzo de 2011

TRIUNFOS EN AUSENCIA

Pues resulta que mi tío Tolito se ha vuelto como el Cid, que gana batallas después de muerto. La semana antepasada un gran número de personas (dos) me preguntaron acerca de la personalidad de mi singular pariente, como si el que esto escribe lo hubiera inventado, incluso me han dicho de sujetos parecidos, pero no, ya que mi tío era un tipo irrepetible. La verdad cuando empecé a narrar sus aventuras no alcanzaba a comprender la grandeza del sujeto, ha sido al través de estas narraciones donde la figura ha crecido, a pesar de que mi mamá se ha opuesto a que se publiciten las hazañas de este pariente.

Lo único que diré es que el día que Tolito nació, nacieron todas las flores y en la pila del bautismo cantaron los ruiseñores. Por la casa donde tuvo lugar el parto pasó toda la sociedad de Guadalajara. Debió estar muy feo Tolito porque los de la familia paterna decían que se parecía a la familia materna y viceversa; el tío Jorge, hermano de su madre, concluyó diciendo “tiene la misma cara de idiota que su padre”. La tía Soledad lo prestaba para niño Dios, -pretendía rentarlo, pero nadie lo aceptaba rentado- una vez que logró prestarlo para un nacimiento viviente surgió un incidente imprevisto: el recién nacido realizó una necesidad fisiológica, la multitud estaba expectante cuando se oyó la voz de un pastor que decía: “ese etéreo hedor, que sale del cuerpo sagrado, se me hace que se ha cagado este divino señor”, a lo cual otro pastor contestó “no le muevas porque es pior”. Con eso terminaron las actividades histriónicas de mi tío Tolito durante su primera infancia, pero no la insistencia de la tía que afirmaba que el día que María Conesa “ la gatita blanca” llegó a Guadalajara y a su llegada vio al niño ésta exclamó “Este niño vivirá para gloria de las tablas”, lo que la tía interpretó como un futuro en los escenarios, y el resto de personas como que Tolito sería carpintero.

Pero lo curioso del caso es que cuando vivió ni quien lo pelara; así como los presidentes tienen hermanos incómodos, Tolito fue para muchos un pariente incómodo, aunque otros lo querían entrañablemente. Lo acusaban de que en su primera infancia había sido un gordito robalonches, el clásico alumno gordo que se traga el lonche de los alumnos más silenciosos y de los que se dejaban; un connotado ingeniero - que me ha pedido omitir su nombre - contemporáneo de Tolito en la primaria, aunque mayor que él, lo recuerda claramente.

He de acotar que antes la gente era menos pretenciosa que ahora, en estos tiempos los jóvenes van a comprar a alto precio pantalones rotos del fundillo, antes nosotros mismos los rompíamos con el uso, en las familias numerosas se pasaba la ropa que no se acababan los grandes a los hermanos menores o a los primos. Tolito era el doceavo hijo y el más chico de su generación de primos, por tanto a nuestro héroe le correspondía usar, después de usado por sus cuatro primos y sus siete hermanos varones, el uniforme del colegio. El saco era tres tallas más chico que Tolito y la manga le quedaba tres cuartos; a la ropa tan usada se agregaban los regaños de la tía: “Ay Tolito, no tienes remedio, saliste muy hacha para la ropa, te acabas toda la que usaron tus primos y hermanos”. Durante años el tío Tolito tuvo el trauma de pensar que era terriblemente gastalón de ropa, por que a él era al que se le acababa lo que había servido a tanta gente.

Lo mismo le sucedió cuando ingresó a los lobatos – scout nunca fue por carencia de uniforme- la ropa le quedó chica y en lugar de pantalones cortos parecían hot pants. En cuanto las tablas gimnásticas terminaban e iniciaban los calentamientos para el atletismo, tronaban los pantalones, que rechazaban retener tanta carne, de manera que al final de las excursiones llegaba el pobre de Tolito como si vistiera de pura pedacera; una vez le prestaron un traje de scout marino -que era de marinerito- y también le quedaba chico, yo he llegado a creer que ese ajuar fue visto por Chabelo quien lo inmortalizó.

Era un hombre que estaba por encima del dinero, lo mismo le daba darle un cheque posfechado para diez años a su casero que pedir un préstamo en un banco, a sabiendas de que no se lo concederían. Imagínese que un día se puso furioso por que en “su banco” no le pagaron un cheque de ese mismo banco y la razón que dieron, no lo va usted a creer, fue que no tenía ni saldo ni cuenta, la verdad que se pasaron de delicados, pinches banqueros por eso nadie los quiere.

Eso sí, mi tío tolito era hombre hombre, nada de que la vieja lo mandaba. La tía Remedios, mujer de antes, como ya la he descrito anchiculona, bigote tupido y ceño fruncido, dedicaba sus afanes al cuidado de las tres primas y del jefe de la casa; y ahí no había discusión, las palabras de mi tío eran rigurosamente obedecidas por doña Remedios. Qué diferencia, ya no hay mujeres como ésas, si hubiera retobado, mi tío le hubiera dado un trompadón de aquellos. Sin embargo, recuerdo la vez que la tía Meme desobedeció, eso pa que vean que hasta las más obedientes son obstinadas. Estaba de visita en casa de su comadre Malena, cuando al anochecer, ésta le recordó: oye Meme, yo estoy encantada de que me hayas regalado la tarde, pero ya anocheció y ya vez cómo se enoja Tolito si llegas tarde a servirle su cuba y la botanita nocturna. A lo que la tía contestó: no importa, ya hice mi balance, si me regaña, no me hace fuerza; si me pega, pior para él; y si me larga en ésas me viera. Y ese día fue el primero en que Tolito aguantó y aprendió a hacer su cuba y a servirse los cacahuates

lunes, 7 de marzo de 2011

EL DERECHO DE SER GUAPO

Otra cuestión que puede resultar interesante es lo de una nueva constitución, donde los políticos de México discurran crear un Congreso Constituyente en el que habrían 500 diputados (chambas), no hay que olvidar que cualquier idea legislativa solo busca crear chambas, que capaz y sacan una constitución nueva. A mí me parece, con toda la humildad del caso, que en lugar de hacer una nueva Constitución bastaría con que obedeciéramos y cumpliéramos la que actualmente tenemos, a la que tan sólo falta la posibilidad de un juicio político al presidente, que va a ser absolutamente inútil, pero es elegante redactarlo; faltarían también el refrendo y el plebiscito, que bien manejados podrían ser de utilidad pero que hacen correr el riesgo en este globero país de estar haciendo consultas tontas.

Faltarían de definir derechos como el derecho a Internet, el derecho a la delgadez, a la guapura y al salero; imagínese usted, mi solitario lector que la Constitución tuviera un articulo que dijera: “todo mexicano tiene derecho a ser guapo”, algún amargado dirá que eso es irrealizable, pero no es menos ilusorio que el derecho a la vivienda o el derecho a la salud actualmente programado.

Debemos entender que el derecho es como el tango, siempre es una relación de dos: uno que tiene el derecho de exigir y otro que tiene obligación de dar; de tal modo que todo aquello que no pueda ser exigido por uno a otro, que bien puede ser el gobierno, pues es una ilusión, y una ilusión engañosa por que el gobernado va a sentir que tiene posibilidades que no tiene, por eso sería más honesto establecer en la constitución aquellos derechos que puedan ser exigidos por los ciudadanos, tales como no ser torturado por ejemplo, y si alguien viola ese derecho pues tendrá que cubrir a la víctima una indemnización a más de las penas que la ley fije.

Entonces me dirá usted para qué sirve una constitución, pues precisamente sirve no para que el Estado nos indique qué hacer sino exactamente para que nosotros le digamos al gobierno hasta dónde tiene facultades, recordando que los ciudadanos podemos realizar todos los actos que no estén prohibidos; en tanto que el Estado, representado por cada uno de los funcionarios públicos, que desde el último cuico hasta el presidente de la República, no somos otra cosa que gatos del pueblo (debemos recordar que ministro, en su sentido original, significa servidor), sólo puede realizar lo que le está expresamente permitido. Sería muy bello este país si fuera regido por nuestra actual constitución, esto es, que se cumplimentara; lo cual no quiere decir que no pueda mejorarse, se puede y las cuatrocientas enmiendas son una prueba de ello, si bien éstas también demuestran que no toda enmienda es un acto inteligente.

El cambio puede ser absoluto pero sería muy necio dado que hay puntos que todo mundo estamos de acuerdo en que deben seguir así, por tanto, podría haber un Congreso Constituyente para hacer una nueva Constitución, podría del mismo modo el actual congreso en su función de constituyente permanente hacerlo o podría encargarse una comisión como se hizo en el caso de la Constitución Española donde un grupo de sabios elaboró el proyecto que después se puso a consideración de las Cortes; este último método que permitiría una mejor redacción, pero con lo lucidores que son nuestros políticos no lo van a permitir, pues en ese maravilloso país, la libertad de expresión sirve incluso para tener libertad de decir cuantas idioteces tenga uno ganas, y este artículo es prueba de ello, queda así establecido que la idiotez es una enfermedad muy peculiar por que no la sufre quien la padece sino los demás.

Es por ello que antes de que se tome una determinación debemos hacer el intento de dejar de pensar en partidos y tendencias, para pensar en México que es quien padecerá las consecuencias de nuestra moda, con lo que habría que decir de los políticos aquello que decía Bernardo Atxaga que establecía que no le importaba que las personas tuvieran pájaros en la cabeza, lo que le angustiaba es que fueran siempre los mismos pájaros.