La entrada a la cárcel fue verdaderamente vergonzosa, lo tratan a uno muy mal y si no traes dinero es peor, estaba detenido también un sujeto con una cara de malo que no podía con ella, todos pensamos que si el sujeto en verdad no era malísimo, aquello era un desperdicio de cara, a él lo rasuraron y lo raparon quedo con una cara de azorado terrible; en mi caso el juez fue más considerado y calificó mi arresto como ilegal en virtud de que los gatos no presentaron acusación porque cayeron en contradicciones acerca del desarrollo de los supuestos delitos, grupos de defensores de los felinos protestaron porque se afirmó que fueron tratados como perros.
Pero volviendo a la cultura el libro que recomendaremos esta semana es un clásico que tiene por título “Cómo perder amigos y crearse enemistades” que dicen es un texto invaluable para evitar amigos de ocasión, un verdadero portento para personas amargosas, editado por Manuales de Superación Humana y creo que el autor británico People Hater. Desde luego que no lo he leído pero me aseguran que este libro es texto obligado en varias escuelas de negocios de bajo costo en los Estados Unidos y además es el libro de cabecera de la maestra y de muchos políticos nacionales, por lo que no tengo la menor duda de que será un verdadero suceso editorial. El autor afirma que no es necesario leerlo, con comprarlo basta, porque los libros dan cultura aunque no se lean.
El hecho histórico que narraremos tuvo lugar en el famoso Café de Fiore en la bella ciudad luz ( me refiero a París, no a Tapalpa) donde un día como hoy, pero del año 1926 se reunieron ahí Jean Paul Sartre y Alfred Jarry ( doña Simone no fue porque andaba engarbanzada con el autor de La Nausea porque en la mañana el sabio dejó un tiradero de ropa en el apartamento, lo que reflejaba un acto de desconsideración con su pareja que simplemente le dijo que se fuera con sus amigotes que al cabo ahí la tenía a ella para recogerla) durante ese día se discutió que Jarry en realidad no estuvo ahí ni discutió nada porque había muerto en 1907, lo que él mismo se negaba a creer, ya que recordaba haber pedido sopa de cebolla aunque sólo Jean Paul se quemó la lengua lo que se consideró como prueba irrefutable de que Alfred estaba muerto, contra la opinión de estos últimos yo si creo que esta se dio porque hay pruebas evidentes de que de esa discusión surgió la moda de los pantalones acampanados.
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