lunes, 14 de mayo de 2012

Tolito y el debate: una opinión ciudadana


Me llamó el tío Tolito, emocionadísimo con motivo del debate que se celebraría entre nuestros amados candidatos presidenciales, lo cierto es que en ningún país del mundo han soñado tener mejores. Desde luego que al tío en su casa le dijeron que ni maíz, que no vería el debate, que se olvidara de verlo ahí, la tía Meme y las chicas tenían pensado ver un programa de fondo, trascendente, como es un concurso de genios infantiles.

Buscó en todos los bares de la ciudad si lo iban a pasar ahí y no pudo encontrar ninguno, ya que la mayoría de sitios consideraban que un debate era un tipo de pornografía no apta para personas que están bebiendo alcohol, ya que se han dado casos de que los clientes al ver los desfiguros, creen que se trata de un ataque de delirium tremens y el negocio es que beban no que se vuelvan locos, por lo que insistió en verlo en la casa de ustedes.

De todo el negocio electoral, a mí lo que más me gusta son los debates, que en sí mismos son absolutamente intrascendentes, pero tienen la cualidad de alegrar a mucha gente a la que le gusta la política (si quiere leer sobre ellos busque un artículo de Toussaint que se publicó esta semana en este diario). La alegría que produce es visible en las redes sociales ya que los partidarios de cada uno de los candidatos desde temprano empiezan a anunciar que su candidato será el ganador, durante el evento saturan las redes diciendo que su candidato va ganando y en cuanto termina anuncian que su candidato ya ganó, y todo es felicidad y se van a festejar. Los opinadores opinan y hay negocio para todos. Como ven todo mundo queda contento y en la vida real, pues, no pasó nada. Espectáculo puro.

Comenzó el suceso y lo que pintaba ser para una aburrición pasó a ser un evento memorable, después de presentar a los suspirantes se rifaron los turnos y quien presentó las papeletas fue una chica verdaderamente sensacional, con un ajuar que permitía tuviera la suficiente vulgaridad para hacerla atractiva. El tío, famoso junto con el tío Dido por su desmedido amor por las mujeres, tenía los ojos como plato y ella fue depositaria de la mirada sicalíptica del sector galán de la familia; acompañada del único candidato que demostró tener debilidades humanas, los otros, como si no existiera siguieron con su rollo. Ese evento hizo que valiera la pena la tortura de ver el programa.

Más no fue unánime el dictamen, el 99.80% de las mujeres que la vieron opinaron que estaba operada o gorda. Quadri y el 100% de varones que la observaron pertenecen a grupos considerados como extremadamente vulgares. Peña Nieto y doña Josefina estaban clavados en su pleito y no la pelaron y el Peje ya está muy mayorcito para andar galaneando.

Para el infelizaje se trató de un espectáculo de un minuto que hizo valiera la pena aguantar el debate, y muchos piden se repita más rato en el segundo debate, lo que puede aumentar el rating.

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