lunes, 18 de junio de 2012

FIN DE CAMPAÑA


El primer impulso en este ante penúltimo domingo antes de la elección es invitarlo a usted a hacer un acto de profunda reflexión, de ese modo, si usted decide hacerme caso, procure usted pensar en algún tema profundo, como el qué y el para qué de los Chichimecas, el sentido fáustico de la filosofía o el encuentro del espectro de luz reflejado en el negro. Lo que usted escoja, pero que no sea electoral. Ahora que si usted prefiere pensar en las campañas, pues hágalo que para platicar estamos.

No sé si a usted le pasa lo mismo, pero con las campañas en mi entorno la gente está más engarbanzada que nunca, lo que no es fácil de entender y mucho menos de aguantar, lo razonable sería que usted eligiera al candidato que usted quisiera, y yo al que me diera mi gana; y santas pascuas, usted vota por uno y yo por otro. Pero eso no se da, si usted menciona a su favorito o favorita y éste es diferente o diferenta de la mía pues se produce un enojo, en que lo menos que sucede es que tendamos a rompernos los hocicos o las hocicas. El hecho es que si no coincidimos cuando menos vamos a enojarnos.

Lo de menos sería que usted y yo gozáramos de la suerte de ser amigos de un o una candidato o candidatas, en cuyo caso, tendríamos la posibilidad de aprovechar por esa cercanía las bondades de la nómina, vamos algo quedaría, pero si la situación de usted es como la mía, pues los prohombres o promujeres ni en el mundo nos hacen. Pues simplemente no encuentro razón para exaltarse, tomando en cuenta que ninguno de ellos o ella  tiene la más mínima posibilidad de siquiera intentar hacer algo por nosotros, no se trata de eso, el presupuesto federal este año es de tres billones setecientos cincuenta mil millones de pesos, para que se calcule usted esto es millones más millones menos como cinco veces la fortuna del hombre más rico del planeta.

Las elecciones, las campañas, los elogios, las promesas y toda la parafernalia electoral se reduce a la lana. Hablen de lo que hablen, digan lo que digan, de lo que realmente están hablando es de dinero. Aunque se disfrace con discursos y promesas de eterna felicidad, ahora que, o he perdido la memoria y ya he olvidado la cantidad de promesas de campaña que hacen los candidatos y que a la mejor en estas semanas aumentan y no sé, a  la mejor llegarán a prometernos que nos perdonaran las deudas o que ya no necesitaremos trabajar, de alguna manera en este tiempo todo podemos esperar.

Pero en la vida hay pocas cosas gratis y en las campañas menos, así que tendremos que soplarnos las últimas  dos semanas en las que entre los candidatos y sus equipos se dirán de todo, verdades y mentiras, al fin que a la mejor entre la palabrería pegan un golpe que haga mella en los contrarios.

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