lunes, 2 de julio de 2012

LEY SECA


Después de haber soportado estoicamente las campañas electorales por fin llegó el ansiado día en que todos iremos con alegría a depositar nuestro voto a favor de a quien le pegue la gana a cada quien, por ello le recomiendo que deje de leer estas bemberas y busque su casilla y vaya a votar, o si no quiere pues no vote, que todo se vale.

Lo que sí no me gusta nada es que para los que nos decidimos votar, nuestros padres conscriptos como premio hayan determinado, una vez más, introducirse en nuestras vidas y ordenarnos que este día no bebamos para festejar en seco este día de alegría nacional, ya que por ley, es ley seca, lo cual significa que ni usted ni yo podremos celebrar en un restaurante esta jornada de alegría; de ninguna manera hago una apología del alcoholismo, pero no podemos olvidar que hay estudios científicos que afirman que el Tequila aprieta los dientes, estira la piel, hace crecer el pelo, ayuda a eliminar los radicales libres y te alarga la vida si te conviene, tomado en dosis diarias de no menos de tres ni mayores de diez. Lo anterior sin contar con la profunda relación que ha existido siempre entre el alcohol y las jornadas electorales, lo cual en los Estados Unidos, de quien copiamos todo lo malo y no lo bueno; como muestra de las bondades del sistema, es histórico que el notable escritor Edgar Alan Poe falleció gracias a que no pudo soportar los efectos de una melopea electoral de quinto grado en la escala de Richards ya que, según los usos de la época cada vez que votaba le proporcionaban un farolazo, por lo que gracias a que allá no había entidades de negocio como el IFE, pudo votar cuantas veces quiso para terminar en un acto de amor besando el suelo patrio.

Resulta explicable que a los gozosos de becas en el órgano regulador de elecciones les valga gorro la situación económica del infelizaje, ya que ellos están más que calientitos con el billete que reciben (no suponga usted que tengo envidia de lo que reciben, tenga la certeza de que la tengo) pero impedir la bebida hace que los tequileros no vendan cinco millones de botellas de tequila en el festejo y eso sin contar a los restauranteros y lo más grave es que acaba con el ánimo festivo.

Pero no es todo, por si fuera poco, es uno de los ataques más arteros en contra del turismo —la gran esperanza de ingresos para nuestra patria— imagine usted a un turista alemán que despierta en Puerto Vallarta el domingo queriendo ver en la tele la final de la copa de Eurocopa, prepara sus botanas y llega a cualquier lugar “exigiendo su tequila y pidiendo su canción” y le anuncia el mesero que hay ley seca, dudo que en el mundo pueda explicarse el nivel de subdesarrollo que vivimos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario