lunes, 10 de septiembre de 2012

EL PUEBLO UNIDO


Pues contra los malos deseos que pudieran haber tenido algunos, sobre todo de los propietarios del llamado pulpo camionero, de que el aumento en el transporte fuera irreversible, algo raro pasó y por una vez en la vida ganó el pueblo, y si se quiere por unos días seguirá costando seis pesotes; esto se logró porque las huestes de la FEU promovieron ante el Tribunal Administrativo y lograron una suspensión para que no tuviera efectos el aumento.

Pero un triunfo es un triunfo, si bien ya habíamos hablado de que por las prisas con que lo hicieron, tanto los del pulpo como sus socios, nadie había quedado contento y los rumorologos sostienen que como los chivos (nada que ver con el megacreso dueño de ese equipo) nada más van a retroceder para darnos otro tope y puede que sea peor. Ahora que, basta de espíritu negativo, hay que alegrarnos de lo que vaya llegando y después ya veremos.

Muy positivo resultó que los jóvenes del Licenciado se hayan juntado con las huestes de Alfaro y haber coincidido, ambos, en una lucha común, en defensa de una de las causas más entrañables del pueblo. Esto porque muchas personas los consideran enemigos políticos, pero yo siempre he creído que los políticos no tienen enemigos, tienen obstáculos que se interponen para lograr el interés supremo que para ellos es servir. Para mí no importa que los estudiantes hayan tenido éxito y los otros no, desde el principio los alfaristas pensaron que lo que importaba no era la calidad de los procedimientos sino el número de estos, en fin, es un grupo joven y ya madurarán. Lo importante es que personas que piensan diferente, cuando exista una causa popular pongan ésta, por encima de sus luchas personales o grupales y más cuando, como en este caso ambos se autodenominan como grupos de izquierda, que yo no entiendo por qué lo son, pero respeto el derecho de cada quien de escoger la tendencia que quieran se considere como pública para ellos.

No sé si a usted le pase, pero mi capacidad de soportar publicidad política es sumamente limitada, en pocos días estoy hasta el gorro. No considero para nada que el presidente Calderón sea el peor presidente que hayamos tenido y mido así porque cuando menos, en los últimos cuatrocientos años, no considero que haya habido uno bueno. Pues ahora que ya se va, nos tiene sujetos a un bombardeo publicitario terrible y no me importa si lo publicitado es cierto o es falso, con lo que en lugar de que mejore mi opinión del anunciado empeora; aunque he llegado a sospechar que para hacerse odiar lo hacen voluntariamente y recuerdo que alguien me contó que el maestro Carlos Monsiváis, a quien por desgracia no he leído, decía que la única manera de separar a los televidentes del aparato televisor es con la hora nacional o con un informe de gobierno, a eso yo agregaría la publicidad gubernamental indiscriminada.

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