lunes, 7 de enero de 2013

Nuestro duro cierzo invernal

Este año nos recibió con una semana invernal, de cierto que un invierno muy tapatío pero suficiente para sacar nuestros ajuares para cubrirnos de lo que consideramos como gélido temporal. En otros sitios la población con un clima semejante andan en shorts y escuchamos pocas quejas, pero aquí nos forramos y a quejarnos se ha dicho.

Pero nosotros tenemos un alegre gusto por el sentido de imitación, pocas cosas gustan más a los habitantes de esta noble y leal que alguien, refiriéndose a nuestra apariencia física, nos diga que a pesar del nopal que traemos sobre la cabeza no tenemos finta de ser mexicanos, eso sí nos causa alegría; una referencia en contrario puede llegar a causar pleitos que terminen en sangre. Hace tiempo esperaba me entregaran mi pasaporte, porque aunque no tengo con qué viajar siempre trato de que el impedimento para hacerlo no sea la falta de documentos, pues delante de mi iba una señora a la que entregaron el pasaporte de su pequeña hija, procedió a revisarlo y antes de retirarse, lanzó un grito porque al describir a la criatura fruto de sus entrañas el documento había señalado a su hija como morena clara y eso era según el criterio materno una barbaridad. Yo ni el calificativo le habría dejado y me parece intrascendente como se refieran a ti en un pasaporte, pero la madre aludida armó la de Dios es Cristo y detuvo con sus gritos la entrega de documentos, hasta que hubieron reportado el entuerto —y yo creo que le han de haber puesto en el color como blanco pambazo —.

Actualmente se goza en todos los ayuntamientos que se consideran de gran postín de pistas de hielo, lo cual significa que los promotores de estas son generosos al compartir con los representantes municipales o no distinguen que aquí resultan exóticas, pero con el ánimo de ser positivo y pensando que no existe corrupción he considerado proponer diversiones temáticas, así, se me ocurre que podíamos contratar camellos que pueden usarse como sistema de transporte no contaminante, desde luego que habrá tener en cuenta los derechos de dichos cuadrúpedos y formar una comisión de derechos camellunes, tales como que no se puedan subir al referido artiodáctilo sujetos que pesen más de 80 kilogramos o tengan más de 32 de cintura; digamos que le correspondió a Zapopan la pista, le corresponderían a Tlajomulco los camellos, a Guanatos los elefantes, desde luego para ser montados y así cada municipio buscaría inteligentemente dar variedad al infelizaje al tiempo que se puede educar a la raza.

También se sugiere una rifa en la que los ayuntamientos, en vez de gastar a lo wey, rifaran ese gasto entre la población en lo que supongo sería considerado como diversión participativa, es muy sencillo, hagan una encuesta sincera preguntando a los ciudadanos qué prefieren, si que les den lo que les corresponda del gasto de la pista o ir a patinar en hielo y esperar que haga buen tiempo.

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