lunes, 10 de enero de 2011

QUE ME TACHE ESTOS RENGLONES

Ciertamente Tolito nunca hubiera podido jugar en la selección nacional dirigida por el Vasco Aguirre, ya que él era más bien técnico, aunque ahora no importa qué tan malo seas siempre que estés dispuesto a romperte el alma. Tolito cuando lo excitaban a rompérsela, decía que ése era el drama de este país, que todo quería hacerse por la fuerza – alguien recordará como muestra el episodio del Hoy, hoy, hoy- y es que mi tío era del grupo de los querendones. Yo sé que mi mamá va a negar esto, y es que las señoras de antes niegan todo con tal de borrar lo que ellas consideran los hechos bochornosos de la familia, ello a pesar de que seguido le cuento la historia de un presidente municipal, creo que de Veracruz, que tenía una hermana ligera de cascos, lo que producía las burlas del populacho, hasta que un buen día se le ocurrió pintar en una barda cercana al ayuntamiento un letrero que rezaba: “ el que en su casa no tenga putos, putas o cabrones que me tache estos renglones” ¡ y nadie se los tachó ! Cosas de los tiempos.

Pero volviendo a mi tío, ¿cómo describirlo?, era medianamente calvo, con el poco pelo que le quedaba totalmente cano y gozaba de un cierto parecido con el cura Hidalgo después de la friega que le pusieron en Puente de Calderón. Más bien era guapo, tenía una sonrisa de preparatoriano como la que Lázaro Cárdenas lució en los carteles de su tercera candidatura presidencial.

Gustaba Tolito de debatir con el primero que se dejaba, sobre temas conocidos y desconocidos para él. La historia era principalmente para el tío un eterno presente, en el que confundía la caída de Jerusalem con la entrada de los Nazis a Varsovia; según su particular sabiduría, Don Francisco I Madero fue un asistente de Hernán Colón, quien luchó por imponer a Iturbide como emperador de los franceses.

Para lo que sí era un león, era en lo amoroso, ahí sí no había quien le hiciera competencia. De gusto era garganta estándar, decía que las bonitas por bonitas y las feas por extrañitas, no tenía plato aborrecido. La desgracia es que su ardor no era correspondido en casi ningún caso, como excepción podemos recordar una chica norteamericana que una vez le dio una cita y cuando Tolito iba perfectamente ajuareado a recogerla, resulta que a la galana no la dejaron salir del asilo, pero voces autorizadas aseguran que su retiro de los campos de conquista fue por convicciones religiosas, tal vez fue así, lo cierto es que nunca perdió la sicalíptica mirada con la que prácticamente desnudaba a cualquier elemento femenino que se cruzase con él.

Ahora que lo que siempre fue su pasión fue la política, el periodismo lo atraía y como prueba de ello gustaba mandar cartas a los directores de todos los diarios a su alcance. Era amante del cambio democrático, aunque después de las elecciones se desilusionó de “las novatadas” del gobierno, yo creo que hubiera sido muy buen político pues tenía una innata capacidad para decir idioteces que dudo fuera alcanzada por muchos hombres públicos.

Dueño de un don innato para irritar al hombre más pacífico, él sostenía que lo suyo eran las relaciones internacionales, lo cual era gravísimo ya que como era políglota decía burradas en varios idiomas, si hubiera logrado arribar a un puesto diplomático hubiera sido como mandar a Saddam Hussein de embajador a los Estados Unidos.

Era uno de esos tipos que tienen una simpatía natural, excepto claro cuando pretenden ser simpático, si hubiera habido un concurso de personas inadecuadas para contar chistes lo hubiera ganado sin duda, pero lo que él decía en serio era para doblar de la risa a una estatua, y diga si no, mi solitario lector, el día que murió su padre, en cuanto terminó el funeral, fue a un estudio a tomarse unas fotos para ver como se veía de huérfano.

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