jueves, 2 de agosto de 2012

OLIMPIADA


Es curioso, los mexicanos somos muy temporaleros y lo que ahora toca son las olimpiadas que se están celebrando en la ciudad de Londres y toca, casi a fuerzas porque los medios nos la mencionan todo el santo día y al lugar donde vayas que haya tele van a estarlas viendo, y por una extraña situación los telespectadores se transforman es una especie de expertos en las diferentes suertes y actividades deportivas que ahí se desarrollan, y a partir de las visiones que cada cuatro años todos opinan con autoridad de si un clavado se realizó con el grado de perfección adecuado o si la lanzadora de jabalina cumplió con todos los movimientos que el ejercicio lo que es fruto evidente de la transmisión, porque antes de éstas la gente apenas si se enteraba de que existían y no creo que sigan habitualmente esos deportes.


Como antecedente deportivo se ha publicitado mucho el gasto en promoción de nuestros deportistas, que ha producido que nuestras delegaciones estatales han sido las imbatibles huestes tapatías incuestionables vencedoras en no sé que tantas olimpiadas nacionales lo que hacía concebir, sobre todo a los que no estamos muy enterados, esperanzas de triunfos en la materia.



Por mi parte, lo más cerca que he estado de unas fue cuando coincidí de ciudad cuando en esta noble y leal se celebraron los patoamericanos, que, según nuestras autoridades es el acto más memorable de que se tenga memoria en el universo y según me han dicho otros, que parecen más enterados, son una especie de olimpiadas del tercer mundo y vea si no, nuestros aguerridos aguiluchos obtuvieron en nuestros festejos más de cien medallas de diferentes tipos sobresaliendo en deportes muy nacionales como fueron los jinetes, que fueron probablemente el evento más lucido, se obtuvieron logros en clavados y en la prueba de trinquete. Pero al parecer clavados, jinetes y trinquete no son pruebas de las que no podemos esperar muchas medallas en la pérfida Albión y eso crea una especie de desilusión sobre todo para los que no estábamos tan enterados.



Nuestra orgullosa delegación partió con un contingente de 102 atletas y como 110 representantes de pantalón largo del deporte, lo que supongo es así en todo el mundo, y nuestro representativo debe estar orgulloso, ya que cumple a la perfección lo que enunciaba el Barón de Coubertin de que “lo importante no es ganar sino competir”, porque eso van a hacer a competir. Los sabios cronistas de los medios nos indican que tenemos posibilidades de tener con buena suerte tres o cuatro medallas, en lo que francamente espero que se equivoquen ya que el gasto, o si se quiere la inversión, en materia deportiva no tiene para mí la justificación debida en un país que en mi concepto personal, que no sé qué tan generalizado pueda ser, tiene otras necesidades más apremiantes, muchas personas que no tienen siquiera acceso a la posibilidad de lograr para sí ni para su familia lo más elemental, pero es tan sólo mi opinión.

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