lunes, 19 de julio de 2010

MOTIVOS DE SALUD 2

Pero no paró ahí el drama, dolorido y dado al cuas, decidí ocurrir a un galeno para que aliviara mis males; yo no sé si a usted le suceda, pero cada vez que voy a ver un médico me pasa lo mismo, bien puedo llegar sin un brazo o sangrando profusamente, con una calma pasmosa me ponen a dieta valiéndoles gorro mis síntomas.
Esta vez el médico, que era un cuate chaparrito y jugador, me indicó que dado mi estado físico me haría un check up, lo que me sonó me iba a salir caro. Me mandó primero a conocido laboratorio donde me sacaron varios litros de sangre – a la mejor para mandarlos a alguna zona de guerra-, a medias de los análisis me desmayé, pero no por los litros extraídos sino por el precio; luego los rayos X, en los que salió todo casi bien, menos uno de los análisis, que no pudo realizarse por que me tenía que meter en un como tubo que como que me quedó chico; después un electrocardiograma estático y una prueba de esfuerzo, desde luego que desde antes yo podía haberle dicho al facultativo que no podía correr la milla en 35 segundos, pero la prueba de esfuerzo me costó veinte mil machacantes, esto es, me costó a diez mil más iva cada segundo que estuve sobre la famosa máquina, ahora que lo de la descompostura de la misma no fue mi culpa, si se venció debieron de preguntarme mi peso antes de subirme, ¿ que acaso no vieron la figurita?.
Desde luego que los análisis salieron como su costo: altísimos en todo menos el espíritu que estaba por los suelos.
Una vez en mi mano todos los resultados de los análisis me presenté nuevamente al consultorio donde me recibió una guapa “enfermera”, bueno, traía uniforme como tal pero yo creo que era una experta en finanzas porque durante la espera en todas las llamadas se refirió a speguas, puts, calls, options, warrants y prime rate, los que ciertamente no deben ser virus.
Después de dejar mi óbolo pasé con el facultativo, éste tomo cuidadosamente los sobres que contenían los exámenes, análisis y radiografías, y sin siquiera mirarlos me dijo: Tiene usted un severo problema de obesidad por lo que tendrá que tomar un régimen bajo en calorías, bajo en grasas y carbohidratos; a lo que pensé que la dieta era también baja en sabor. Me indicó que antes tendría que ir con el dentista para que me revisara, y después volviera con él. Yo creo que el asunto llevaba piquete y como ayuda para mi dieta me tumbó de golpe 4 molares, con lo que lo más duro que podré comer es calabacitas cocidas en puré. No me fue tan mal con las extracciones, digo, comparado con la dieta.
A mi solitario lector le recomiendo que cuando vaya con el médico diga todo lo que se necesite, por que una vez saliendo si vuelve por algo, aunque sea por el saco, tendrá que volver a pagar.

1 comentario:

  1. Don Carlos...simplemente genial...hay que tener cuidado porque ir al mèdico es un robo es despoblado...le mando un abrazo y quedo a la espera de la siguiente entrega..

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