lunes, 4 de octubre de 2010

EN EL LECHO DEL DOLOR

Escribo esto desde el lecho del dolor, un terrible accidente hizo que no me fijara en un bordo y diera al suelo con mis 150 kilos de ricura y sabrosura; que se caiga cualquier cristiano es un acto que per se, da risa, cualquier persona que vea azotar a su vecino tenderá a reírse a carcajadas o estar haciendo buches de risa, pero si el sujeto que se cae tiene un volumen como el mío, parece acto circense que los que no lo vieron pues piden que se repita.

Pues esta mañana bajando una escalera iba cargando dos bolsas de viandas para mortificar esta carne penitencial, y de pronto me tropecé, con lo cual di mi humanidad en un acto de arrodillarme y dar con la cara contra la pared, sin meter las manos por proteger las viandas. Al impacto, personas que estaban en el edificio donde me caí pensaron que era un terremoto o algo por el estilo; un piadoso cirineo se acercó a ayudarme entre risueño y compungido. De las risas del público presente prefiero no comentar nada, lo que sí es que del trancazo quedaron averiadas ademas de mis rodillas, un cachete y desde luego los ladrillos del edificio. Llegadas las ambulancias, que eran cinco por que cada tarjeta de crédito hace que sus víctimas o tarjetahabientes compren un seguro para servicio de ambulancia, todos se peleaban por el que esto escribe, claro, por no cargarme, lo que provocó una cachetiza entre los enfermeros de la que salieron triunfantes – para su desgracia- los dos mas fuertes; acto seguido, cuando trataron de levantar la camilla se oyó un sonido como cuando se rompe una caña: uno de los enfermeros se había tronado por el esfuerzo, de la segunda a la séptima vértebra intercostal, por lo que tuvo que ser llevado por su propia ambulancia y compañero, y me dejaron ahí. Ya para estos momentos había una multitud de mirones, una señora con un niño gordito al que amenazaba diciendo: “ si sigues comiendo vas a terminar como ese viejo panzón”, también estaban un vendedor de jícamas y pepinos; dos aspirantes a diputados y seis candidatos a municipes de la Zona Metropolitana; dos boleros; tres damas de la vida galante; y afortunadamente el campeón nacional de peso completo en levantamiento de pesas, pues fue él quien me ayudó a incorporarme y me llevó a mi auto, en el que me trasladé a un hospital donde después de rayos x y otros análisis me dijeron que con reposo y agua y jabón me curaría, desde luego que al pagar deje lo que tenía disponible para las vacaciones.

No hay comentarios:

Publicar un comentario