miércoles, 25 de agosto de 2010

OBEDIENCIA MARIDAL 2 DE 2

Mira Tolito, le decía la tía, tienes que entender que la playa a elegir no es por su belleza natural, ni siquiera requerimos que sea playa, lo que importa es quiénes vacacionan ahí, tu no lo entiendes porque vienes del peladaje, pero los que pertenecemos a la high así somos, nosotros debíamos de vacacionar en Suiza o Miami, pero con tus recursos lo más a lo que podemos llegar es a Puerto Vallarta, a donde van nuestros pares. Tolito no quiso recordarle que el poco dinero que tenía se lo había bajado un supuesto Duque de Alfanje, que haciendo honor a su apellido lo sableó con todo lo que tenía y que ese tipo estaba de vacaciones, con su lana, en el penal de Puerta Grande.

A base de gorreadas consiguieron prestado un departamento por Conchas Chinas y la tía Meme se dio a la tarea de hacer el plan social, ella y las “niñas” vestidas con un pareo de flores, haciendo notar que el de la tía, dada su robustez, parecía espectacular de flores. Estando desayunando en “Las palomas”, a Meme se le ocurrió ver el mar, para lo que se acercó a los ventanales, los ahí reunidos creyeron que sucedía un eclipse, la luz del sol desapareció ante el impresionante fundillo de la tía que cubría el ventanal, el señor González, propietario del negocio, rápidamente le separó del ventanal invitando a la tía a degustar un plato de ostiones, el que siendo de gorra cayó de maravilla a Meme y gracias a ese estratagema hubo luz en “Las palomas”. A Tolito lo vistieron con un kaftán blanco con el que se veía como cura chaparro vestido de cura alto, se veía patético el pobre, todo por complacer al enemigo. Entre tanto trapo se andaba cayendo, por lo que no se salvó de que le gritaran “viejo pedo”, con lo que las primas quedaron convencidas de que vivimos en la época del peladaje, no había lugar para la gente educada, basta con ver a los jóvenes con unos pantalones superanchos que parece que andan cagados y unas cadenas como de perro, jamás se peinan y la cachucha no se la quitan ni para comer y qué decir de las rastas, que son unos como churros de mugre en el cabello, antes se llamaban greñas mugrosas, hay quienes se ponen aros en la nariz o en la boca en fin, como dijeron las primas, es la época del peladaje.

La tía salió en busca de la nobleza, preguntó en todos los hoteles y fumaderos conocidos, sus “amigos” la evadieron con tanta habilidad que no pudo dar con fiesta alguna y los saraos que se prometían se frustraron, tan sólo pudo ligar el festejo de un noble alemán de apellido Scheraiber quien tiene una casa sensacional en la playa de Sayulita, en tanto que Tolito consolaba sus tristezas con una bella costeña plebeya y divertida.

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